Es aquella que se origina principalmente como
consecuencia de una amenaza externa y actual a cualquiera de los valores de la
personalidad. Responde a una situación de peligro cierta e inmediata, más o
menos grave, por lo que su existencia está plenamente justificada y forma parte
de nuestro existir personal, contingente y limitado. Es característico de esta
forma de inseguridad que, a diferencia de la que mencionaremos a continuación,
cuando desaparece el objeto o situación amenazante cesa por completo el
malestar interior. Son ejemplos de esta clase de inseguridad: la que sentimos
ante cualquier amenaza a nuestra vida – un bombardeo, un camino excesivamente
accidentado, etc. –, una crisis económica que amenaza la estabilidad de nuestra
profesión o de nuestros bienes, el peligro de perder una persona muy querida,
etc.
Conviene tener en cuenta que, a pesar del carácter
objetivo y justificado de esta clase de inseguridad habitual, se mezclan en
ella factores de la clase siguiente que aumentan e intensifican
artificiosamente la agudeza del propio sentimiento de inseguridad en grado
sumo, de manera que rara vez se viven estas situaciones externas de peligro con
la actitud y la fuerza de ánimo que tendríamos de un modo natural, si no se
interfirieran de por medio nuestros conflictos interiores.
AUTOR: ANGEL DANIEL GUERRERO BAUTISTA
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